Es tan fácil predicar en casa de otros como peligroso es aceptar la receta. Y mi impresión es que en la medida que Menorca ha sido más conocida, le han empezado a llover los predicadores y las recetas, que no suelen ser desinteresadas. Mientras era una isla olvidada por las guías turísticas, los menorquines habían de espabilarse solos. Y parece que lo supieron hacer, porque … [Leer más...]